9 de noviembre
Según una tradición que arranca del siglo XII, se celebra
el día de hoy el aniversario de la dedicación de la basílica
construida por el emperador Constantino en el Laterano. Esta
celebración fue primero una fiesta de la ciudad de Roma; más
tarde se extendió a toda la Iglesia de rito romano, con el fin
de honrar aquella basílica, que es llamada "madre y cabeza
de todas las iglesias de la Urbe y del Orbe", en señal de amor
y de unidad para con toda la cátedra de Pedro que, como escribió
san Ignacio de Antioquía "preside a todos los congregados en
la caridad".
Daniel +
1972-2001
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
HIMNO
Yo he sentido, Señor, tu voz amante,
en el misterio de las noches bellas,
y en el suave temblor de las estrellas
la armonía gocé de tu semblante.
No me llegó tu acento amenazante
entre el fragor de trueno y de centellas;
al ánima llamaron tus querellas
como el tenue vagido de un infante.
¿Por qué no obedecí cuando te oía?
¿Quién me hizo abandonar su franca vía
y hundirme en las tinieblas del vacío?
Haz, mi dulce Señor, que en la serena
noche vuelva a escuchar tu cantilena;
¡Ya no seré cobarde, Padre mío! Amén.
SALMODIA
Ant. 1 El Señor es grande, nuestro dueño
más que todos los dioses.
Salmo 134
-I-
Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.
Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya.
Yo sé que el Señor es grande,
nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos.
Hace subir las nubes desde el horizonte,
con los relámpagos desata la lluvia,
suelta a los vientos de sus silos.
Él hirió a los primogénitos de Egipto,
desde los hombres hasta los animales.
Envió signos y prodigios
--en medio de ti, Egipto--
contra el Faraón, y sus ministros.
Hirió de muerte a pueblos numerosos,
mató a reyes poderosos.
A Sijón, rey de los amorreos;
a Hog, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
Y dio su tierra en heredad,
en heredad a Israel , su pueblo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 1 El Señor es grande, nuestro dueño
más que todos los dioses.
Ant. 2 Casa de Israel, bendice al Señor, tañed para su nombre,
que es amable.
-II-
Señor, tu nombre es eterno;
Señor, tu recuerdo de edad en edad.
Porque el Señor gobierna a su pueblo
y se complace de sus siervos.
Los ídolos de los gentiles son oro y plata,
hechura de manos humanas:
tienen boca y no hablan,
tienen ojos y no ven,
tienen orejas y no oyen,
no hay aliento en sus bocas.
Sean lo mismo los que los hacen,
cuantos confían en ellos.
Casa de Israel, bendice al Señor;
casa de Aarón, bendice al Señor;
casa de Leví, bendice al Señor;
fieles del Señor, bendecid al Señor.
Bendito en Sión el Señor,
que habita en Jerusalén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 2 Casa de Israel, bendice al Señor, tañed para su nombre,
que es amable.
Ant. 3 Vendrán todas las naciones y se
postraran en tu acatamiento, Señor.
Cántico.
Ap. 15,3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiesto.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 3 Vendrán todas las naciones y se
postraran en tu acatamiento, Señor.
LECTURA BREVE
Ap 21, 2-3. 22 .27
Ví la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descen-
día del cielo, enviada por Dios, arreglada como una
novia que se adorna para su esposo. Y escuché una
voz potente que decía desde el trono: "Ésta es la mo-
rada de Dios con los hombres, y acampará entre ellos.
Ellos serán su pueblo y Dios estará con ellos" Pero
no vi santuario alguno en ella; porque el Señor, Dios
todopoderoso, y el Cordero, es su santurario, Nada
profano entrará en ella, ni los que cometen abomina-
ción y mentira, sino solamente los inscritos en el
libro de la vida del Cordero.
RESPONSORIO BREVE
V. Dichosos, Señor, los que habitarán en tu casa.
R. Dichosos, Señor, los que habitarán en tu casa.
V. Alabándote siempre.
R. En tu casa.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Dichosos, Señor, los que habitarán en tu casa.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Santificó el Señor su tabernáculo, porque ésta es la
casa de Dios, donde se invoca su nombre, del cual está
escrito: "Mi nombre habitará allí", dice el Señor.
Cántico de la Santísima Virgen María
Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes
por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
--como lo había prometido a nuestros padres--
en favor de Abraham y su descendencia
por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Santificó el Señor su tabernáculo, porque ésta es la
casa de Dios, donde se invoca su nombre, del cual está
escrito: "Mi nombre habitará allí", dice el Señor.
PRECES.
Señor, tú que con piedras vivas y elegidas edificas
el templo eterno de tu gloria: acrecienta los dones
que el Espíritu ha dado a la Iglesia para que tu pue-
blo fiel, creciendo como cuerpo de Cristo, llegue a ser
la nueva y definitiva Jerusalén. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN.
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal
y nos lleve a la vida eterna.
R, Amén.
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