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Vísperas
SANTA MARÍA MAGDALENA
Memoria

22 de julio

Martha de Jesús+
1941-2008

Daniel +
1972-2001

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Un amor casto y puro
calladamente:
más grande que la vida
y que la muerte.
Dulce su casa,
y su marido en ella
se contemplaba.

Era su amor de madre
como una rosa:
pétalos de fragancia
y espinas rojas.
Y era su seno
un arrullo de lirios
y de silencios.

Olor a roja viña
y a tierra hogaza:
y su mano prudente
acariciaba.
Sus dedos limpios
iban tejiendo lana
para sus hijos.

Y Dios desde su cielo
se sonreía,
por la casta frescura
de fuente limpia.
Amor callado
que vestía al Cordero
de rojo blanco. Amén.

SALMODIA

Ant. 1 Dijo Jesús a María: "Mujer, ¿por Qué lloras?
¿a quién buscas?"

Salmo 121

¡Qué alegría cuando me dijeron:
"Vamos a la casa del Señor!"
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,

Según la costumbre d Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
"Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios."

Por mis hermanos y compañeros
voy a decir: "La paz contigo."
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 1 Dijo Jesús a María: "Mujer, ¿por Qué lloras?
¿a quién buscas?"

Ant. 2 Se han llevado a mi Señor y no se dónde lo
han dejado.

-Salmo 126-

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas;
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 2 Se han llevado a mi Señor y no se dónde lo
han dejado.

Ant. 3 Jesús dijo: "¡María!" Ella, volviéndose, exclamó:
"¡Rabbuní!", es decir: "¡Maestro!".

Cántico.
Ef. 1, 3-10

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Este es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas
tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 3 Jesús dijo: "¡María!" Ella, volviéndose, exclamó:
"¡Rabbuní!", es decir: "¡Maestro!".

LECTURA BREVE

Rm 6, 28-30
Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve
para el bien: a los que ha llamado conforme a su de-
signio. A los que había escogido, Dios los predestinó
a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primo-
génito de muchos hermanos. A los que predestinó,
los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que jus-
tificó, los glorificó.

RESPONSORIO BREVE

V. María, no llores más,
el Señor ha resucitado de entre los muertos.
R. María, no llores más,
el Señor ha resucitado de entre los muertos.

V. Ve a mis hermanos y diles:
R. El Señor ha resucitado de entre los muertos.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. María, no llores más,
el Señor ha resucitado de entre los muertos.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. María vino a anunciar a los discípulos que había
visto al Señor. Aleluya.

Cántico de la Santísima Virgen María
Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes
por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
--como lo había prometido a nuestros padres--
en favor de Abraham y su descendencia
por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. María vino a anunciar a los discípulos que había
visto al Señor. Aleluya.

PRECES.

Supliquemos a Dios en bien de su Iglesia por inter-
cesión de las santas mujeres y digámosle:

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.

Por la intercesión de las santas mártires, que con la
fuerza del espíritu superaron la muerte del cuerpo,
concede, Señor, a tu Iglesia ser fuerte en la ten-
tación.

Por la intercesión de las santas esposas, que por me-
dio del matrimonio crecieron en tu amor,
concede, Señor, a tu Iglesia la fecundidad apos-
tólica.

Por intercesión de las santas viudas, que por la hos-
pitalidad y la oración superaron la soledad,
concéde, Señor, a tu Iglesia ser para el mundo
signo manifiesto de tu amor a los hombres.

Por intercesión de las santas madres, que engen-
draron sus hijos no sólo para la vida del mundo,
sino también para la salvación eterna,
concede, Señor, a tu Iglesia engendrar para tu
reino a todos los pueblos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres
peticiones

Por intercesión de todas las mujeres santas, que
han sido ya admitidas a contemplar la belleza de
tu rostro,
concéde, Señor, a los difuntos de la Iglesia gozar
también de la luz eterna de tu presencia.

Fieles a la recomendación del Salvador, digamos al
Padre común:

Padre Nuestro ........

ORACIÓN.

Dios nuestro, que quisiste que santa María Magda-
lena fuese la primera en recibir de tu Hijo unigénito
la misión de anunciar el gozo pascual, concédenos,
por su intercesión, que, siguiendo su ejemplo, demos
a conocer a Cristo resucitado y merezcamos contem-
plarlo luego reinando en tu gloria. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal
y nos lleve a la vida eterna.
R, Amén.

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