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Vísperas
Viernes
Santa Clara
Memoria

11 agosto

Nació en Asís el año 1193; imitó a su conciudadano Fran-
sisco, siguiéndolo por el camino de la pobreza, y fundó la Or-
den de las monjas llamadas Clarisas. Su vida fue de gran
austeridad, pero rica en obras de caridad y de piedad. Murió
en año 1253.

Martha de Jesús+
1941-2008

Daniel +
1972-2001

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Clara, virgen amable,
esposa enamorada,
dulce nos es tu nombre,
muy suave tu fragancia

El gozo de la cruz
danos, benigna hermana;
danos tu amor castísimo
y la pobreza santa.

Gloria al Hijo doliente
en la cruz levantada;
gloria a Jesús excelso
en la paz de la patria.
Amén.

SALMODIA

Ant. 1 Arranca, Señor, mi vida de la muerte,
mis pies de la caída.

- Salmo 114 -

Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.

Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
"Señor, salva mi vida."

El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas me salvó.

Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue benigno contigo:
arrancó mi vida de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.

Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 1 Arranca, Señor, mi vida de la muerte,
mis pies de la caída.

Ant. 2 El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

- Salmo 120 -

Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme,
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.

El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.

El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 2 El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

Ant. 3 Justos y verdaderos son tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

Cántico.
Ap. 15,3-4

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiesto.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 3 Justos y verdaderos son tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

LECTURA BREVE

1Co 2, 7-10

Enséñanos una sabiduría divina, misteriosa, escon-
dida, predestinada por Dios antes de los siglos para
nuestra gloria, que no conoció ninguno de los prín-
cipes de este siglo; pues si la hubieran conocido, nun-
ca hubieran crucificado al Señor de la gloria. Pero,
según está escrito: "Ni el ojo vio, ni el oido oyó, ni
vino a la mente del hombre lo que Dios ha preparado
para los que le aman." Pero a nosotros nos lo ha re-
velado por su Espíritu.

RESPONSORIO BREVE

V. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
R. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.

V. Muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu.
R. Para llevarnos a Dios.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Acuérdate, Señor, de tu misericordia como lo
habías prometido a nuestros padres.

Cántico de la Santísima Virgen María
Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes
por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
--como lo había prometido a nuestros padres--
en favor de Abraham y su descendencia
por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Acuérdate, Señor, de tu misericordia como lo
habías prometido a nuestros padres.

PRECES.

Bendigamos ahora al Señor Jesús que en su vida
mortal escuchó siempre con bondad las súplicas de
los que acudían a él y enjugaba con amor las lágri-
mas de los lloraban, y digámosle también noso-
tros:

Señor, ten piedad.

Señor Jesucristo, tú que consolaste a los tristes y
desconsolados, por ahora tus ojos en los sufrimien-
tos de los pobres
y consuela a los deprimidos.

Escucha los gemidos de los agonizantes
y enviales tus ángeles para que los consuelen y
conforten.

Que los emigrantes sientan el consuelo de tu amor
en el destierro, que puedan regresar a su patria
y que un día alcancen también la patria eterna.

Que los pecadores escuchando tu voz se conviertan,
y encuentren en su Iglesia el perdón y la paz.

Se pueden añadir algunas intenciones libres
peticiones

Perdona las faltas de los que han muerto
y dales la plenitud de tu salvación.

Con el gozo que nos da el saber que somos hijos de
Dios, digamos con plena confianza:

Padre Nuestro ........

ORACIÓN.

Señor, Dios nuestro, que concediste a santa Clara
un gran amor por la pobreza evangélica, concédenos,
por su intercesión, seguir a Cristo en la pobreza del
espíritu y llegar a contemplarte en tu glorioso reino.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal
y nos lleve a la vida eterna.
R, Amén.

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