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Vísperas
San Lorenzo, diácono y mártir
Fiesta

10 agosto

Era diácono de la Iglesia de Roma y murió mártir en la
persecución de Valeriano, cuatro días después de Sixto II,
papa, y sus compañeros, los cuatro diáconos romanos. Su se-
pulcro se halla junto a la vía Tiburtina, en el "ager Veranus."
Constantino Magno erigió una basílica en aquel lugar. Su cul-
to se había difundido en la Iglesia ya en el siglo IV.

Martha de Jesús+
1941-2008

Daniel +
1972-2001

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Oh Dios, que eres el premio, la corona
y la suerte de todos tus soldados,
líbranos de los lazos de las culpas
por este mártir a quien hoy cantamos.

Él conoció la hiel que está escondida
en la miel de los goces de este suelo,
y, por no haber cedido a sus encantos,
está gozando los de cielo eterno.

Él afrontó con ánimo seguro
lo que sufrió con varonil coraje,
consiguió los celestiales dones
al derramar por ti su noble sangre.

Oh piadosísimo Señor de todo,
te suplicamos con humilde ruego
que en el día del triunfo de este mártir,
perdones los pecados de tus siervos.

Gloria eterna al divino Jesucristo,
que nació de una Virgen impecable,
y gloria eterna al Santo Paracleto,
y gloria eterna al sempiterno Padre. Amén.

SALMODIA

Ant. 1 Lorenzo entró en el combate como un mártir
y confesó el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

- Salmo 114 -

Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.

Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
"Señor, salva mi vida."

El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas me salvó.

Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue benigno contigo:
arrancó mi vida de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.

Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 1 Lorenzo entró en el combate como un mártir
y confesó el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Ant. 2 El bienaventurado Lorenzo exclamó: "Me siento
totalmente feliz, porque me he convertido en
hostia de Cristo."

- Salmo 115 -

Tenía fe, aun cuando dije:
" ¡Qué desgraciado soy!"
Yo decía en mi apuro:
"Los hombres son unos mentirosos."

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.

Vale mucho a los ojos Señor
la vida de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de Ti. Jerusalén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 2 El bienaventurado Lorenzo exclamó: "Me siento
totalmente feliz, porque me he convertido en
hostia de Cristo."

Ant. 3 Te doy gracias, Señor, porque he merecido
entrar en tu reino.

Cántico
Ap. 4,11; 5, 9-10. 12

Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.

Digno es el cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 3 Te doy gracias, Señor, porque he merecido
entrar en tu reino.

LECTURA BREVE

1Pe 4, 13-14

Queridos hermanos: Estad alegres cuando compar-
tís los padecimientos de Cristo, para que, cuando se
manifieste su gloria, reboséis de gozo. Si os ultrajan
por el nombre de Cristo, dichosos vosotros: porque
el Espíritu de la gloria, el Espíritu de Dios, reposa
sobre vosotros.

RESPONSORIO BREVE

V. Oh Dios, nos pusiste a prueba,
pero nos has dado respiro.
R. Oh Dios, nos pusiste a prueba,
pero nos has dado respiro.

V. Nos refinaste como refinan la plata.
R. Pero nos has dado respiro.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Oh Dios, nos pusiste a prueba,
pero nos has dado respiro.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El bienaventurado Lorenzo dijo: "Mi noche no
tiene oscuridad alguna, todo en ella está
con una gran luz."

Cántico de la Santísima Virgen María
Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes
por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
--como lo había prometido a nuestros padres--
en favor de Abraham y su descendencia
por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El bienaventurado Lorenzo dijo: "Mi noche no
tiene oscuridad alguna, todo en ella está
con una gran luz."

PRECES.

En esta hora en que el Señor, cenando con sus
discípulos presentó al Padre su propia vida que luego
entregó en la cruz, aclamemos al Rey de los mártires,
diciendo:

Te glorificamos, Señor.

Te damos gracias, Señor, principio, ejemplo y rey
de los mártires, porque nos amaste hasta el ex-
tremo.

Te damos gracias, Señor, porque no cesas de llamar
a los pecadores arrepentidos y les das parte en los
premios de tu reino.

Te damos gracias, Señor, porque has dado a la Igle-
sia, como sacrificio para el perdón de los pecados,
la sangre de la alianza nueva y eterna.

Te damos gracias, Señor, porque con tu gracia nos
has dado perseverar en la fe durante el día que
ahora termina.

Se pueden añadir algunas intenciones libres
peticiones

Te damos gracias, Señor, porque has asociado a
nuestros hermanos difuntos a tu muerte.

Dirijamos ahora nuestra oración al Padre que está
en los cielos, diciendo:

Padre Nuestro ........

ORACIÓN.

Dios nuestro, que inflamaste con el fuego de tu
amor a san Lorenzo, para que brillara por la fide-
lidad a su servicio diaconal y por la gloria de un
heroico martirio, haz que nosotros te amemos siem-
pre como él te amó y practiquemos lo que él enseñó.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal
y nos lleve a la vida eterna.
R, Amén.

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