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Laudes
Santos arcángeles
Miguel, Gabriel y Rafael
Fiesta

29 de septiembre

Daniel +
1972-2001

INVITATORIO

V. Señor, abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Ant Venid, adoremos al Señor, delante de los ángeles.
[Sal 94] ó [Sal 99] ó [Sal 66] ó [Sal 23]

HIMNO

En la hora en que Cristo resucita,
clama Miguel, el poderoso príncipe:
"¿Quién como tú, mi Dios, Jesús humilde?
Al pecado de los hombres descendiste
y hoy el Padre te signa y te bendice."

En la hora en que Cristo resucita,
dice Gabriel, el que anunció a María:
"¡Exulta, Iglesia, virgen afligida,
el Santo vencedor es tu Mesías!
nadie podrá dar muerte a tu alegría."

En la hora en que Cristo resucita,
proclama Rafael, el peregrino:
"¡Glorificad conmigo a aquel que dijo:
Yo soy la luz del mundo y el camino!
¡Bendecidle, que el viaje está cumplido!"

En la hora en que Cristo resucita,
se ha tendido la escala misteriosa
y el coro de los ángeles le adora:
"¡Somos, Señor, los siervos de tu gloria,
cielo y tierra cantemos tu victoria!" Amén.

SALMODIA

Ant. 1 Alabemos al Señor, a quien alaban también los
ángeles, a quien los querubines y serafines aclaman,
diciendo: "Santo, santo, santo."

- Salmo 62 -

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansias de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a las sombras de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 1 Alabemos al Señor, a quien alaban también los
ángeles, a quien los querubines y serafines aclaman,
diciendo: "Santo, santo, santo."

Ant. 2 Ángeles del Señor, bendecid al Señor eternamente.

Cántico.
Dn. 3,57-88. 56

Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Angeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieve, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzadlo, por los siglos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 2 Ángeles del Señor, bendecid al Señor eternamente.

Ant. 3 En el cielo, Señor, todos los ángeles te proclaman
santo, y dicen a una voz: "Oh Dios, tú mereces alabanza."

-Salmo 149-

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 3 En el cielo, Señor, todos los ángeles te proclaman
santo, y dicen a una voz: "Oh Dios, tú mereces alabanza."

LECTURA BREVE

Gn 28, 12-13a

Vio Jacob en sueños una escalinata apoyada en la
tierra y cuya cima tocaba el cielo. Ángeles de Dios su-
bían y bajaban por ella. Y vio al Señor que estaba de
pie sobre ella y le decía: "Yo soy el Señor, el Dios de
tu padre Abraham y el Dios de Isaac."

SEGUNDA LECTURA

De las Homilías de san Gregorio Magno, papa,
sobre los Evangelios.

Hay que saber que el nombre de "ángel" designa la
función, no el ser, del que lo lleva. En efecto, aquellos
santos espíritus de la patria celestial son siempre espíri-
tus, pero no siempre pueden ser llamados ángeles, ya
que solamente lo son cuando ejercen su oficio de men-
sajeros. Los que transmiten mensajes de menor impor-
tancia se llaman ángeles, los que anuncian cosas de gran
trascendencia se llaman arcángeles.

Por esto, a la Virgen María no le fue enviado un ángel
cualquiera, sino el arcángel Gabriel, ya que un mensaje
de tal trascendencia requería que fuese transmitido por
un ángel de la máxima categoría.

Por la misma razón se les atribuyen también nombres
personales, que designan cuál es su actuación propia.
Porque en aquella ciudad santa, allí donde la visión del
Dios omnipotente da un conocimiento perfecto de todo,
no son necesarios esos nombres propios para conocer
a las personas, pero si lo son para nosotros, ya que a
través de estos nombres conocemos cuál es la misión
específica para la cual nos son enviados. Y, así, "Mi-
guel" significa: "¿Quién como Dios?", "Gabriel" signi-
fica: "Fortaleza de Dios" y "Rafael" significa: "Medicina
de Dios".

Por esto, cuando se trata de alguna misión que re-
quiera un poder especial, es enviado Miguel, dando a
entender por su actuación y por su nombre que nadie
puede hacer lo que sólo Dios puede hacer. De ahí que
aquel antiguo enemigo, que por su soberbia pretendió
igualarse a Dios, diciendo: Escalaré los cielos, por enci-
ma de los astros divinos levantaré mi trono, me igua-
laré al Altísimo,
nos es mostrado luchando contra el ar-
cángel Miguel, cuando al fin del mundo será desposeido
de su poder y destinado al extremo suplicio, como nos lo
presenta Juan: Se entabló una batalla con el arcángel
Miguel.

A María le fue enviado Gabriel, cuyo nombre signi-
fica: "Fortaleza de Dios", porque venía a anunciar a
aque que, a pesar de su apariencia humilde, había de
reducir a los Principados y Potestades. Era, pues, natural
que aquel que es la fortaleza de Dios anuciara la venida
del que es el Señor de los ejércitos y héroe en las
batallas.

"Rafael" significa, como dijimos: "Medicina de Dios",
este nombre le viene del hecho de haber curado a To-
bías, cuando tocándole los ojos con sus manos, lo libró
de las tinieblas de su ceguera. Si, pues, había sido en-
viado a curar, con razón es llamado: "Medicina de Dios."

RESPONSORIO BREVE

V. El ángel se puso de pie junto al altar.
R. El ángel se puso de pie junto al altar.

V. Con un incensario de oro en sus manos.
R. Junto al altar.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El ángel se puso de pie junto al altar.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Os lo digo con toda verdad: "Habéis de ver el cielo
abierto y a los ángeles de Dios, subiendo y bajando en
servicio del Hijo del hombre."

Cántico de Zacarías
Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con
nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Os lo digo con toda verdad: "Habéis de ver el cielo
abierto y a los ángeles de Dios, subiendo y bajando en
servicio del Hijo del hombre."

PRECES.

Adoremos, hermanos, al Señor, a quien proclaman los
ángeles a una voz, y digámosle con gozo:

Bendecid al Señor, todos sus ángeles.

Tú, Señor, que has dado órdenes a tus ángeles para
que nos guarden en nuestros caminos,
condúcenos hoy por tus sendas y no permitas que
caigamos en el pecado.

Haz que te busquemos a ti en todo le que hagamos
y seamos así semejantes a los ángeles que están
viendo siempre tu rostro.

Concédenos, Señor, la pureza del alma y la castidad
del cuerpo,
para que seamos como tus ángeles en el cielo.

Manda, Señor, en ayuda de tu pueblo al gran arcán-
gel Miguel,
para que nos sintamos protegidos en nuestras lu-
chas contra Satanás y sus ángeles.

Se pueden añadir algunas intenciones libres
peticiones

Terminemos nuestra oración con las palabras del Se-
ñor:
Padre nuestro .............

ORACIÓN.

Señor Dios todopoderoso, que, con una providencia
admirable, llamas a los ángeles y a los hombres para
que cooperen a tu plan de salvación, haz que, durante
nuestro peregrinar en la tierra, nos sintamos siempre
protegidos por los ángeles, que en el cielo están en tu
presencia para servirte y gozar ya contemplando tu ros-
tro. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal
y nos lleve a la vida eterna.
R, Amén.

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