La Oración del Huerto.
(Lc 22,39-46)

Salió entoces y se dirigió, como de costumbre, al monte de los
Olivos; pero lo siguieron también los discípulos.
Al llegar al sitio les dijo:
-Pidan no ceder en la prueba.
El se arrancó de ellos, alejándose como un tiro de piedra, y se
puso a orar de rodillas diciendo:
-Padre, si quieres, aparta de mí este trago; sin embargo, que
no se realice mu designio sino el tuyo.
Se le apareció un ángel del cielo, que lo animaba. Al entrarle
la angustia. se puso a orar con más insistencia. Le chorreaba
hasta el suelo un sudor parecido a goterones de sangre.
Levantándose de la oración fue a donde estaban los discípulos;
los encontró dormidos por la pena, y les dijo:
-ˇ Conque durmiendo ! Levántense y pidan no ceder en la
prueba.

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